'El análisis' (lunes, 4 de marzo de 2019)
'Topónimos, complejos y horteradas'
El análisis, con Héctor Castro (Audio Cope).
Cope Alto Aragón (Cope Barbastro) 106.9 FM
El análisis, con Héctor Castro (Audio Cope).
Cope Alto Aragón (Cope Barbastro) 106.9 FM
Buenos días.
Lérida,
Gerona, La Coruña, Orense, Osca, Saragossa, Terol, Conca.
Como podrán adivinar, hoy vamos a hablar de topónimos. Bueno, en realidad,
vamos a hablar de topónimos, complejos, horteradas y astracanadas surrealistas.
Y es que nuestro país da para esto y mucho más.
España
es el único Estado del mundo donde su lengua oficial es hostigada y mancillada
a diario por sus propios hablantes, sobre todo por las instituciones públicas y
de gobierno así como por la inmensa mayoría de los medios de comunicación del
país. Es curioso que, en muchísimas ocasiones, somos, precisamente, los que no
tenemos el español como lengua materna quienes advertimos esta situación
esperpéntica. En mi caso, ni el español, ni el catalán ni el gallego son mis
lenguas maternas, sino el aragonés (chapurreat, en mi comarca de La
Litera) y, quizá por ello, adquiero una perspectiva más alejada, objetiva y
menos sentimental para poder percibir lo dantesco de la situación.
Pudiera
parecer innecesario recordar que todas las lenguas del mundo traducen los
topónimos de los lugares más importantes. Así, en español, decimos Nueva York,
Londres y Alemania, en lugar de New York, London o Deutschland. Y, por la misma
razón, decimos Dill City, Leeds o Aulendorf, porque son lugares de una menor
envergadura de los que no hemos desarrollado exónimos. Sin embargo, para
topónimos de nuestro país hemos caído en la mayor de las estulticias y en el
mayor de los ridículos. Así, quienes mentan las ciudades de Lérida, Gerona, La
Coruña u Orense son tildados, a menudo, de “fachas”, “retrógados” y de “no
tener sensibilidad lingüística”, por aquellos cuya única justificación radica
en que los nombres oficiales de esas ciudades son Lleida, Girona, A Coruña y
Ourense pero que, paradójicamente, no tienen inconveniente en usar los
gentilicios de leridanos, gerundenses, coruñeses y orensanos. Ya ven, una
auténtica contradicción y una pasmosa incoherencia. Sin embargo, al revés, esta
regla ni funciona, ni se cumple ni son amonestados quienes no practican la
reciprocidad. Es decir, en catalán, por ejemplo y, con mucho acierto, desde mi
punto de vista, sí se traducen los topónimos sin ningún tipo de complejo:
Castella-la Manxa, Saragossa, Osca, Terol e, incluso, Barbastre y La Corunya.