'El análisis' (lunes 24 de junio de 2019)
Buenos días.
El
pasado 15 de junio se constituyeron los Ayuntamientos de toda España. Para
ello, todos los concejales electos tuvieron que jurar o prometer su cargo, de
acuerdo al artículo 1 del Real Decreto 707/1979, de 5 de abril, por el que se
determina la fórmula de juramento o promesa para la toma de posesión de cargos
o funciones públicas. Una fórmula concisa y básica que dice: “Juro (o prometo)
por mi conciencia y honor, cumplir fielmente las obligaciones del cargo de
Concejal del Ayuntamiento de XXXXX, con lealtad al Rey, y guardar y hacer
guardar la Constitución como norma fundamental del Estado”. Como ven, una
fórmula sencilla y breve. Yo no sé cómo jurarán o prometerán el cargo en otros
países pero, en España y, a pesar de esta pauta, hemos asistido en los últimos
días a un sinfín de juras de lo más variopintas y horteras. También se han
jurado o prometido las presidencias de las Cortes y Juntas autonómicas y para
tomar las actas de eurodiputados y, sin remedio alguno, la cosa se ha repetido.
Repasemos algunas de ellas.
En
las Cortes de Aragón hemos tenido quienes han prometido su cargo, entre otras
fórmulas, prometiendo “por todas mis hermanas”; “por Aragón”; jurando “por
España” o prometiendo “sin renunciar a mis valores republicanos y por
imperativo legal” o “para seguir defendiendo los derechos y las libertades”.