lunes, 30 de septiembre de 2013

Pinceladas Templarias (6), por Jesús Martínez

Templario

La fundación

Posiblemente ya en el año 1090 había hecho Hugo de Payns unos primeros contactos. Como toda Orden Iniciática, se formaba con el número 3 y múltiplos de 3. Generalmente era el número 9. Así llegamos al año 1099 cuando se llevaron a cabo nuevos acuerdos y contactos. En el año 1117, el joven abad cisterciense Bernardo de Clarivoux o Claraval, los presentó al Papa Honorio II, quien en 1118 convocó el concilio de Troyes.

En este concilio se reconoció la Orden de El Temple, y se les dio hábito y cruz a los templarios. El hábito sería negro. Para el combate, camisa blanca. Una capa blanca (más adelante serían llamados, con respeto y admiración, tanto por cristianos como por sarracenos, con el nombre de "Caballeros de la capa blanca").

La Regla de la Orden determinaba que los caballeros no iniciados (soldados a pie o a caballo) llevasen túnica parda y túnica gris para los servicios y oficios.

Los caballeros debían portar, a la altura del corazón, una cruz roja en forma de cruz latina con los cuatro brazos iguales, pero más ancha en los extremos que en el centro de cada brazo, también denominada "octogonal". La misma cruz debían llevar en el hombro izquierdo de la capa. Según su Regla, está cruz en el hombro fue sustituida por otras para señalar las jerarquías y necesidades en la Orden, como por ejemplo la llamada "Cruz de las ocho beatitudes", denominada también "Cruz paté" o "Cruz ochavada", "Cruz de la desigualdad", etc.

Una cosa curiosa es que las cruces de brazos iguales tenían en los cuatro brazos un ángulo de 40 grados desde la salida del centro de la cruz. Como es lógico, al final de cada brazo se mantenían los 40 grados.

El Papa Alejandro III, en 1159 les concedió grandes y especiales prebendas, facultades, privilegios, exenciones y autonómicos poderes a los caballeros templarios.

martes, 24 de septiembre de 2013

“El Príncipe”, de Niccolò Machiavelli (Parte I)

El Príncipe, Maquiavelo

El Príncipe, de Niccolò Machiavelli (Parte I)

De Principatibus; este es el título original de la obra. Al principio, Maquiavelo también intituló en latín los veintiséis títulos de sus correspondientes capítulos, aunque la obra está escrita en toscano, concretamente en florentino. El toscano será la piedra angular de la futura lengua italiana.

A lo largo de esta obra, caracterizadora del Humanismo italiano y, sobre todo, del florentino, Niccolò Machiavelli da consejos a un personaje que llega a convertirse en Príncipe y que debe gobernar. Nicolás Maquiavelo escribe este manual porque ve que los Medici han vuelto al gobierno de Florencia y el autor desea que lo hagan bien, ya que esto comportaría un gran beneficio para la propia Florencia pero también para toda la península itálica. Maquiavelo también desea un acercamiento al poder, ya que había sido destituido de la Cancillería.

El autor, para instruir a un futuro Príncipe, habla, a lo largo del libro, de los distintos tipos de gobierno y de gobernantes. Maquiavelo ve en el Principado el único modelo factible y positivo para la Florencia del siglo XVI. El sistema de gobierno que caracteriza a un principado es el hecho de que una sola persona, en este caso el Príncipe, organiza y manda.


Nicolás Maquiavelo
Niccolò di Bernardo dei Machiavelli

La división que se hace en el libro acerca de los estados se puede representar del siguiente modo:

1.     REPÚBLICAS

2.     PRINCIPADOS

·        Principados Hereditarios

·        Principados Nuevos

-         Principados todos nuevos
-          Principados nuevos en parte

Los principados hereditarios se caracterizan porque siempre han estado bajo el dominio de un príncipe; el gobierno es, pues, hereditario. El autor cita también una modalidad mixta de principado que tendría aspectos tanto de un principado hereditario como de uno nuevo. Además, los principados, sean del tipo que sean, pueden ser a su vez eclesiásticos.

La teorización en torno al principado es la constante argumentativa a lo largo de toda la obra. Como anteriormente hemos comentado, Maquiavelo veía en este sistema de gobierno el único remedio posible cuando las virtudes de la república se desvanecían y se debía recurrir a un “héroe” individual para salvar a la misma.

El autor intenta transmitir una conciencia crítica, intenta transmitir la necesidad de observar la realidad y de extraer razonamientos. Maquiavelo, tanto a lo largo de su vida como a lo largo de Il Principe, observa el carácter del pueblo y de los individuos.



martes, 17 de septiembre de 2013

Pinceladas Templarias (5), por Jesús Martínez




Los sirvientes de la Orden

El Temple tenía toda clase de oficios en sus filas: sacerdotes, talabarteros, molineros, agricultores, fabricantes, médicos, alquimistas, astrónomos, astrólogos, excelentes cartógrafos, constructores de barcos, carpinteros, etc. Cualquier oficio que quisiéramos pensar, allí estaba. Todos de una inmejorable calidad y cualidad. Los templarios no contrataban a cualquiera. Sus sistemas de espionaje eran muy sofisticados, usados tanto en política como en campañas bélicas. Cuando los disolvieron también sabían perfectamente qué iba a suceder. Ya llegaremos a este punto. Los servicios de espionaje no admitían parangón. Los medios actuales de espionaje son más efectivos, pero para su época, los servicios de espionaje templarios eran perfectos, como he dicho, “no admitían parangón”, "conocer es saber".


Así, donde se establecían con un inmenso poder, eran un Estado dentro del Estado de cualquier señorío feudal o monarquía donde se establecían. Eran también una Iglesia dentro de la Iglesia Cristiana. Ya comentaremos estos términos.

Templarios 5

La educación templaria

Todos los miembros de la Orden, soldados a pie o al caballo, así como los sirvientes, debían saber leer y escribir y también, de forma sencilla, las "cuatro reglas" de aritmética y nociones elementales de la misma. Si no sabían los "freires-guerreros" les enseñaban.


La protección templaria

En el territorio donde se establecían los templarios, todas las gentes quedaban bajo su protección. Una regla elemental de Caballería. Así, muchas prebendas que permitían vejar y maltratar a cualquier persona, quedaban anuladas. En aquella época feudal, se permitía al noble o señor dueño del territorio el "derecho de pernada". En “territorio templario”, aunque se tratara del mismo rey, quedaba prohibida y anulada. ¡Ay de aquel que no lo cumpliese y osase enfrentarse a la ira y ejércitos templarios! Me explico. El señor feudal dueño del territorio otorgaba el permiso para cualquier boda, fuese de su corte o entre plebeyos, protegidos ahora por los templarios. El señor en cuestión tenía el privilegio del "derecho de pernada", es decir, poseer a la novia en la noche de bodas. Hecho que conllevaba que el marido nunca estuviese seguro de que el primer hijo fuese suyo o un bastardo de su señor. En los territorios donde estaban los templarios estaba práctica estaba prohibida.


Hecho insólito entre Hugo de Payns (fundador) y Hugo de Champagne (Hugo Rigaud, conde de Champagne)

Una vez conocido el significado de "pobreza" en los votos templarios, se entenderá por qué el conde de Champagne entregó sus posesiones a "los pobres conmilitones de Cristo", que más tarde sería la Orden de El Temple, antes de ser templario y pasar a ser el noveno fundador, poniéndose a las órdenes de quien habría sido su vasallo.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Pinceladas Templarias (4), por Jesús Martínez

templarios


Los Votos de los Caballeros Templarios eran tres: Pobreza, Castidad y Obediencia

Pobreza. Todos los bienes del aspirante deberían ser entregados a la Orden de El Temple. Nada podía individualmente ser suyo, salvo la capa. El caballo y la espalda eran propiedad de la Orden de El Temple.

El templario o quienes trabajaban para la Orden no podían llevar joyas ni objetos preciosos en sus vestiduras, ni en sus armas, ni en los arreos del caballo. Si en alguna ocasión y por cualquier motivo le era entregado a un templario uno de los mencionados objetos, de inmediato lo entregaba a su maestre y este lo hacía llegar a su maestre superior hasta que llegaba al Gran Maestre, que lo depositaba en las arcas de la Orden. La Orden era rica y poderosa pero el templario era pobre.

Castidad. La Regla prohibía las mujeres entre los caballeros y solamente, y si no podía evitarse, se permitía casarse a los sirvientes, criados y empleados en las diversas tareas de talleres y gremios al servicio de la Orden. Aun así se procuraba que fueran solteros. Recordemos que, en sí, los templarios eran freires, frailes.

Como excepción se encontraban los caballeros nobles que ya estaban casados. Pero generalmente debían renunciar a sus deberes como maridos de acuerdo con sus esposas que, ordinariamente, se refugiaban en un monasterio cisterciense o benedictino, que eran las órdenes religiosas afines a El Temple.

caballero templario


Obediencia. Obediencia a la Orden y a sus jerarquías. En cuanto a la obediencia al Papa, era muy particular este concepto. Los templarios tenían en la Orden sus propios sacerdotes y obispos. La Regla prohibía oír Misa y recibir los Sacramentos de manos de un sacerdote o clérigo que no fuera templario, fuere cual fuere su categoría en la Iglesia, salvo en casos de extrema necesidad como peligro de muerte y que no hubiese allí un sacerdote templario.

Autor: Jesús Martínez


Pinceladas Templarias (1), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (2), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (3), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (5), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (6), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (7), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (8), por Jesús Martínez

lunes, 2 de septiembre de 2013

Vocabulario Aragonés (6)


VOCABULARIO ARAGONÉS (6)


Aragonés                               Español                                Catalán

A

aubella                                    oveja                                      ovella
auliba                                      oliva                                       oliva
auridó                                     abridor                                   obridor


B

barbaridat                               barbaridad                              barbaritat
barreño                                   barreño                                  gibrell
buzón                                      buzón                                     bústia


C

cuña                                        cocina                                     cuina
cuñá                                        cocinar                                    cuinar
cuñé/cuñero (-a)                      cocinero (-a)                           cuiner (-a)


CH

chobe                                      joven                                      jove
choriso                                    salchichón                              salsitxó
choriso roy                              chorizo                                   xoriço


D

dado                                       dado                                       dau
descuido                                 descuido                                 descuit
dichous                                   jueves                                     dijous


E

efecto                                     efecto                                      efecte
enredo                                    enredo                                     embrull
esparchí                                  esparcir                                   espargir



Héctor Castro Ariño+






Autor: Héctor Castro Ariño



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