lunes, 20 de abril de 2020

'Homenaje a Miriam y Jesús'



'El análisis' (lunes, 20 de abril de 2020)
Homenaje a Miriam y Jesús

Cope Alto Aragón (Cope Barbastro) 106.9 FM


Buenos días:

Desde hace varias semanas estamos padeciendo las consecuencias de la terrible pandemia del coronavirus. Ello ha provocado que las personas saquemos lo mejor de nosotras mismas, pero también lo peor. El análisis de hoy lo quiero dedicar a Miriam y Jesús. No crean que los conozco, de hecho, sé de ellos tanto como puedan saber ustedes.

Y es que el pasado lunes, mientras hacía un repaso a la prensa, me topé con una de esas noticias con la que nunca querrías encontrarte. De hecho, se trata de una nueva que informa de una acción totalmente despreciable, execrable e insolidaria.

Miriam es una cajera de un supermercado de Cartagena y, Jesús, un médico que trabaja en el Hospital General La Mancha Centro, en Ciudad Real. Son dos personas que no se conocen entre sí y, por lo tanto, a priori, no observamos qué relación pueden tener para que quiera dedicarles esta columna matutina. Si nos paramos a pensarlo, sí que llegaremos a la conclusión de que tanto Miriam como Jesús se están exponiendo día a día, como todo el personal sanitario y de supermercado, para que nosotros podamos comer y ser atendidos en los hospitales. Por ello, el homenaje debería ser para todo el colectivo que trabaja en la Sanidad, en el sector alimenticio, los transportistas, los trabajadores de Correos, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, los militares, los conductores del Transporte público, personal de limpieza, farmacéuticos y otros tantos. Y así es, pero hoy quiero personalizarlo en Miriam y Jesús. ¿El motivo? Pues porque han sido acosados de un modo deleznable y ruin por alguno de sus vecinos. Y, ¿por qué? Por el simple hecho de trabajar en un supermercado y en un hospital, respectivamente.

Déjenme que les lea (escriba, literalmente, sin quitar ni añadir ni vocablos, ni signos de puntuación ni tildes) el anónimo que el hijo de Miriam, de 10 años, encontró bajo la puerta de su piso: “Somos tus vecinos y queremos pedirte por el bien de todos que te busques otra vivienda mientras dura esto ya que hemos visto que trabajas en un supermercado y aquí vivimos muchas personas. No queremos mas riesgos. Gracias”.

Ahora haré lo propio con el mensaje, también anónimo, que Jesús encontró enganchado en su puerta: “Hola vecino   Sabemos de tu buena labor en el hospital y se agradece pero debes pensar tambien en tus vecinos   Aquí hay niños y ancianos   Hay lugares como el Barataria donde están alojando a profesionales   Mientras esto dure te pido que lo pienses”.

¿Se puede ser más miserable? Seguramente las personas que dejaron estos mensajes son las mismas que luego cada día a las ocho de la tarde salen a sus ventanas y balcones a aplaudir. Seguro que son las mismas que salen a comprar comida en diferentes establecimientos que están abiertos porque personas como Miriam siguen al pie del cañón a pesar de los riesgos que eso conlleva. Seguro que son las mismas que cuando se encuentran mal acuden o llaman a los centros médicos donde profesionales como Jesús les atienden de manera extraordinaria sin preocuparse de la exposición a que ellos se someten. Quiero pensar que se trató solo de dos vecinos y que, a día de hoy, ya han reflexionado lo suficiente para darse cuenta de su mala acción. Y es que, sigo pensando que en el mundo las personas buenas son más que las malas.

Pero no piensen que los afectados se dejaron amilanar por esos anónimos, sino todo lo contrario. Tanto Miriam como Jesús afrontaron la situación de un modo ejemplar y valiente y, gracias a ello, la prensa se ha hecho eco de estos dos tristes sucesos y, además, han recibido el apoyo, la solidaridad y las muestras de cariño de numerosísimas personas.

Desde mi rincón de confinamiento, ¡Feliz semana!


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