'El análisis' (lunes, 22 de julio de 2019)
Buenos días:
De todos es sabido cuánto de infinita puede llegar a tener la
estulticia humana. Aun así, me sigo sorprendiendo de las necedades que es capaz
de perpetrar el ser humano.
Hace unos días tuvimos noticias de la detención y expulsión de por
vida de Egipto de un turista estadounidense que se fotografió con el culo al
aire en las pirámides de Guiza. El visitante mostró su trasero en las pirámides
de Keops, Kefrén y Micerinos, a las afueras de El Cairo. Por si fuera poco, el
turista norteamericano no llevaba el pasaporte en el momento de su detención. Tanto
él como su acompañante han tenido que pagar una multa de 266 euros cada uno. Y
yo me pregunto, ¿qué necesidad tenía este hombre de retratarse con las
posaderas al aire en una de las siete
maravillas del mundo?
Fotografiarse de un modo divertido es tan antiguo como el propio arte
de retratar. Pero hacer el idiota, en su más literal sentido de la palabra, y
caer en el indecoro y en la ordinariez es algo que se ha puesto de moda en los
últimos años. Parece que lo del selfi, selfie,
autorretrato o autofoto ha hecho mella en nuestra especie. Hay quien hasta se
juega la vida y, desgraciadamente en muchos casos incluso la ha perdido, por
hacerse un selfi con el que conseguir muchos likes o me gustas, algo
cuya finalidad todavía no llego a entender, más allá de la autosatisfacción de
nuestro propio ego.
El turismo, el viajar, el inmortalizar momentos o paisajes es mucho
más que un autorretrato o que una serie de fotografías curiosas. Llámenme
romántico o aventurero, pero lo cierto es que el descubrir nuevas culturas y
costumbres diferentes es la magia que yo encuentro en los viajes. Relacionarse
con la gente del lugar al que viajas y conversar con personas de muy diversa
procedencia es algo tan enriquecedor que no necesita de actitudes estrambóticas
y, mucho menos, de recrearse en ellas a través de una imagen digital. Las
fotografías que todos, o casi todos, hacemos durante nuestras vacaciones y/o
durante nuestros viajes son algo que trasciende a los perecederos likes. Ya sea en álbumes de fotos en papel o digitales
–yo soy de los primeros-, es un placer poder rememorar aquellos momentos
especiales a través de unas imágenes que nos harán volver a vibrar,
emocionarnos o sonreírnos tiempo después.
Desde la capital del Somontano, ¡Feliz semana!
Vuelve 'El análisis', en Cope Alto Aragón
Hola Héctor,
ResponderEliminar... y este hombre imagino que no tendrá ningún escrúpulo en enseñar su álbum de viajes a sus amigos y conocidos, de eso estoy seguro. Espero que también le confiscaran la fotografía de su trasero. ¡Ja, ja, ja!
Abrazos
Hola, Francisco:
EliminarPues yo espero que tenga un poco de decoro, al menos por sus amigos.
Un abrazo.