lunes, 26 de enero de 2015

Por Valentín Medina: Historia bancaria aragonesa y española

Queridos amigos:

Hoy tengo de nuevo el honor de contar con la colaboración de don Valentín Medina Oria, quien nos explicará, de manera pormenorizada, la historia bancaria española y, sobre todo, de Aragón.

valentín medina
Valentín Medina















Por Valentín Medina: Historia bancaria aragonesa y española


Tras publicarme dos artículos D. Héctor Castro Ariño, hecho que deseo agradecer y destacar, el primero, el ser humano y una pequeña presentación sobre el sector financiero, el segundo, el ser humano y la moneda, publico ahora este tercero.

El ser humano –actividad mercantil– moneda están relacionados entre sí, desde la aparición de esta última,  es necesario mencionar nuevamente que todas las culturas existentes han aportado sus conocimientos o prácticas que realizaban con la moneda, pero también es cierto que los países del Mediterráneo en sus diferentes culturas como civilizaciones, en el caso de los países del sur de Europa han adaptado como avanzado en este sentido, añadiendo un cuarto, el derecho.

Aunque resulta complicado por tantas variables que afectan, hablaremos lo indicado en el título de forma breve y cronológica de tal modo que nos permitan comprender de una forma sencilla como los aragoneses junto a otros ciudadanos de otros territorios de la Península no solo aprendimos sino incluso innovamos a través del tiempo.

Es importante destacar que el ser humano realizó antes lo que se conoce en el argot bancario como operativa bancaria, es decir, las operaciones financieras, aunque alguna vez lo siguen realizando muy pocas personas, la gran mayoría acudimos físicamente a las entidades financieras para hablar y operar con la persona que ejerce de banquero, aunque los avances técnicos nos permiten realizar ya las operaciones bancarias en cajeros automáticos, desde un ordenador o telefonía móvil e incluso ya nos lo permiten también a través de nuestros televisores.
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La historia bancaria aragonesa, es decir, las operaciones financieras, es tan antigua como su Reino; empezó en los monasterios enclavados en los valles pirenaicos, realizaban pequeños préstamos a los habitantes de su zona de influencia.

A la vez que avanzaba la Reconquista lo hacía la  historia bancaria aragonesa. La Reconquista provocó que se diversificara la actividad económica, siendo los mercaderes y cambistas los que lentamente van asumiendo el papel de intermediarios financieros, ya que admitían depósitos de determinados objetos de valor por los que concedían un pequeño interés, aunque sería más elevado con los créditos. Realizaban estas operaciones en muchas ocasiones y así lo recogen los datos de la época, lo que hoy definimos como usura.

También las Órdenes Militares, en este caso los hospitalarios y, sobre todo, los templarios, junto con las comunidades judías, realizan operaciones financieras, pero ya de una forma más perfeccionada en el siglo XIII y XIV.  En el caso de los primeros, la magnitud de sus posesiones, que constituían sus patrimonios, y custodiar los depósitos que se les entregaban permitió una solidez económica para realizar múltiples y diversas formas de operaciones financieras con reyes, la nobleza y la burguesía.  En el caso de las comunidades judías, obtienen dinero mediante custodia de los depósitos, por medio de censales y violarios más tarde, y podían conceder créditos también a reyes, a la nobleza y a la burguesía, lo que les permitió tener una posición privilegiada en todos los ámbitos sociales y económicos de la época. 

A la vez que transcurría el  tiempo, también avanzaba la moneda y las operaciones financieras. Ya en el siglo XVI aparece lo que podríamos definir como lo más parecido a una entidad financiera como la conocemos hoy, el banco municipal La Tabla de los Comunes Depósitos, situada en la Lonja Consistorial en 1551. Su función era la de custodiar los fondos del municipio como los depósitos de los ciudadanos, pero no los de los comerciantes. Estos, junto con banqueros y cambistas, serán los causantes del declive de dicho banco municipal Tabla de los Comunes Depósitos, hasta que provocarán su desaparición a finales del siglo XVII.  Podemos afirmar que es lo más parecido a lo que hoy conocemos como entidad financiera.

Aún debemos de esperar un tiempo hasta la aparición de la banca moderna aragonesa. Las diferentes situaciones de dificultades económicas provocaron, a su vez, grandes dificultades a muchos ciudadanos, empezó un fuerte crecimiento de instituciones benéfico–sociales que también realizaron operaciones financieras con el objetivo de ayudar a dichas personas. Las operaciones que realizaron eran tanto en especie como monetarias, como Pósitos, Montepíos y Monte de Piedad.  Los primeros eran instrumentos para ayudar a los agricultores, mientras que el último lo hacían con garantía de determinados objetos de valor.

Ya avanzando en el tiempo y, tras las consecuencias de la Guerra de la Independencia contra los franceses, aparecen las Casas de Banca, influencia procedente de los franceses y también de los ingleses. Es difícil saber su operativa financiera ya que eran banqueros individuales y no estaban sujetos a las normas contables de las sociedades anónimas. Insisto en que el derecho también avanzaba junto con la actividad mercantil, no debemos olvidar el contexto de la época y los avances que iban surgiendo en todos los aspectos.

Tras dichos hechos y el propio avance ya aparece la primera entidad financiera moderna aragonesa, la Caja de Descuento de Zaragoza, constituida como sociedad anónima en 1845 y que tenía como objeto descontar las letras del comercio (papel–moneda) máximo de 90 días, lo que se conoce en el argot bancario como descuento de papel.


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Como se ha indicado anteriormente, el avance del derecho, del derecho mercantil, y el ya estructurarse la forma de comerciar mediante sociedades, se decidió transformar la Caja de Descuento de Zaragoza en Banco de Zaragoza y, posteriormente, en Banco de Crédito de Zaragoza. Esto supuso que comerciantes y pequeños empresarios, junto con agricultores de la época, tomasen la iniciativa de constituir nuevas entidades financieras con el objetivo de financiar sus actividades empresariales; así consta en el apartado de objeto social de las constituciones.

Ya en 1906 aparece una nueva entidad financiera, el Banco Aragonés de Seguro y Crédito, que más tarde se transformaría con el nombre de Banco Aragonés de Crédito.

En 1910 aparecen dos nuevas entidades financieras de gran  importancia, el Banco de Aragón y el Banco Zaragozano, que provocó que Aragón, en concreto Zaragoza ya que tenían en esta ciudad su domicilio fiscal, fuese la tercera plaza financiera de España.  En 1927 hubo cuatros entidades financieras aragonesas: Banco Zaragozano, Banco de Aragón, Banco Agrícola de Aragón y Aragonés de Crédito.

Es necesario destacar que, como sucedió en épocas anteriores, situaciones de dificultades económicas y haber conocido y puesto en funcionamiento instituciones benéfico-sociales como los Píos, Montepíos y Montes de Piedad, junto con las cooperativas de crédito (modelo que surgió de Inglaterra), junto con el avance de la economía, hizo que el tamaño de los Montes de Piedad fuera mayor, siendo de gran peso y relevancia en el sistema financiero, como Ibercaja, CAI y cooperativas de créditos de la épocas; para hacernos una idea nos pueden servir de ejemplo Bantierra y Caja Rural de Teruel.

Ya en 1939 y, como así ha sucedido en fechas anteriores, existieron crisis de entidades financieras, lo que provocó que para solventarlo, la autoridad de la época no permitiese constituir nuevas entidades financieras, lo que provocó concentraciones de entidades financieras en el sistema financiero español, lo que hoy oímos constantemente como fusiones de entidades financiero-bancarias. En aquella época cincos grandes entidades financieras nacionales eran: Banesto, Hispano, Central, Bilbao y Vizcaya).

Las entidades financieras nacionales (al realizar actividades en todo el territorio nacional o fuera de su ámbito territorial) empezaron a realizar fusiones con las entidades financieras aragonesas, siendo absorbida el buque insignia aragonés, el Banco de Crédito de Zaragoza; luego el Banco Agrícola Aragón y Banco de Aragón.  En definitiva, que fue “desapareciendo” la mayoría de las entidades financieras aragonesas, quedando en este caso el Banco Zaragozano, Ibercaja, Cai, Caja Rural de Teruel y Bantierra, esta última de la fusión de dos cooperativas de crédito.

El Banco Zaragozano fue fusionado con la entidad financiera Barclays, siendo ya la última entidad financiera como banco aragonés que desapareció. Actualmente podemos decir que las únicas entidades financieras aragonesas son Bantierra y Caja Rural de Teruel, después de que Ibercaja, tras la absorción de CAI, se haya convertido en fundación bancaria como paso intermedio para su transformación en sociedad anónima, en banco.
Podremos afirmar que tanto los aragoneses como el resto de los ciudadanos de otros territorios de la Península, gracias a las diferentes civilizaciones como culturas, junto con la aparición de la moneda y el propio derecho, a la vez que empezamos primero con operaciones financieras y con el avance del tiempo hemos constituidos las diferentes formas jurídicas o gran parte de ellas, como son bancos, cajas de ahorros y cooperativas de crédito, que surgieron de la actividad mercantil de pequeños y medianos empresarios de las diferentes épocas y nos demuestran el gran conocimiento en esta materia que ha servido también de escuela a otros países.

Autor: Valentín Medina Oria

3 comentarios:

  1. Hola Valentín,
    interesante artículo del que muchos datos que aportas me eran totalmente desconocidos. Gracias por compartirlo en el blog de Hector Castro, un placer leerlo y un saludo a ambos.

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  2. Valentin Medina Oria27 de enero de 2015, 11:03

    Hola Francisco Javier,

    Gracias por tu comentario y que te parezca interesante el artículo, he intentado que sea didáctico en ese sentido, como bien sabes la historia es fuente de sabiduría.

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  3. Valentín Medina Oria27 de enero de 2015, 13:34

    Hola Francisco Javier,

    Agradecerte tus palabras hacia el artículo, la verdad que la historia es fuente de sabiduría como a su vez he intentando que dicho artículo sea didáctico como los otros que he tenido el honor de ser publicado por D. Hector Castro Ariño, hecho que deseo destacar y, por supuesto, agradecer.

    Un cordial y afectuoso saludo.

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