martes, 3 de mayo de 2011

Por Héctor Castro Ariño: ¿Publicidad subliminal?

hector castro ariño * Foto: Héctor Castro Ariño

Amigos lectores:

Hoy quiero compartir con vosotros una imagen o, mejor dicho, unas imágenes. En el post de hoy lo más importante, sin duda, es la fotografía.

Esta foto la tomé en el interior de un autobús en Asunción, Paraguay, en el año 1999. Tengo que decir que en Paraguay pasé unos meses maravillosos, de los mejores de mi vida. Encontré una paz interior y una sonrisa exterior permanentes. Allí tengo gente muy querida y paisajes muy añorados. En El Chaco conviví, principalmente, con la etnia nivaclé, y el recuerdo no puede ser más entrañable y bonito. Pero el relato de esta fantástica experiencia lo dejamos para otra ocasión puesto que hoy, como ya he dicho, el tema es el de la publicidad subliminal.

A priori, tengo que confesar que al principio yo no me di cuenta de nada, ni de la pegatina en cuestión, me pasó totalmente desapercibida y, ahí, en definitiva, es donde radica el supuesto éxito de la publicidad subliminal, en que la percibimos sin ser consciente de ello. Txus, un amigo de viaje, me alertó de la imagen y pude percibir algo más que un eslogan. Fue entonces cuando decidí inmortalizar el momento.

No sé si quizá fuera nuestra imaginación o si estábamos en lo cierto, la verdad es que prefiero que sea cada uno de vosotros quien juzgue por sí mismo. Así que acabo de decidir que ni siquiera señalaré a qué pegatina me estoy refiriendo desde que empecé a escribir. Solo os pido que os fijéis bien en la foto y que estéis atentos por si una de esas siete pegatinas del autobús nos quiere transmitir algo más que un eslogan...


Va de anuncios ('El análisis')

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