En este libro hay que destacar los principios poco éticos que el autor
utiliza al aconsejar al príncipe en materia de gobierno. La dureza y la
crueldad (no para Maquiavelo) podría semejarse hoy a la utilizada en un Estado
totalitario (de hecho, la Señoría florentina lo era). Tampoco debemos olvidar
la situación político-económica de la Europa del siglo XVI en la que vive
Maquiavelo. Cabe resaltar la sinceridad con la que el autor se expresa en las
páginas de esta obra, muchas de ellas caracterizadas por la dureza y las
atrocidades (ante nuestros ojos) con las que Maquiavelo aconseja al príncipe,
es decir, al gobernante. El rencor, la venganza, el egoísmo, la implacable “justicia”…
son características que debe tener un buen gobernante según Maquiavelo, si bien
es cierto que este último avisa del peligro de la soberbia y de la prepotencia
de un príncipe respecto a sus oponentes y súbditos así como respecto a su
pueblo.
Maquiavelo deja toda una doctrina política caracterizada por la
preminencia de la razón de Estado sobre cualquier otra de carácter moral. En
este sentido debemos entender los postulados antimorales a los que el autor de El
príncipe recurre frecuentemente a favor del Estado y de sus gobernantes.
Nicolás Maquiavelo también se muestra muy duro contra los malos gobernantes, a
los que acusa de arruinar países. El único mal gobernanTe (ya sea por falta de
inteligencia, capacidad o por cualquier otra razón) que Machiavelli salva de la quema
es aquel que deja que otro “gobierne desde la sombra”.
Es fascinante la claridad con la que Maquiavelo ve su realidad y
política contemporáneas, así como también las pasadas. Además, no
satisfaciéndose con ello, es capaz de prever los futuros comportamientos
políticos y sociales así como la realidad venidera. Maquiavelo representaría
hoy el asesor político más deseado. Sus conocimientos, como también su
discreción en la política mandataria, serían hoy muy bien recibidos por los
políticos. Nicolás Maquiavelo es, sin duda, el primer teorizador de las
ciencias políticas o, al menos, el primero lo suficientemente dedicado a ello
con gran trascendencia. Es un antecedente de lo que posteriormente serán los
politólogos y, más tarde, los asesores y los spin doctors. En Il principe
existe una gran claridad explicativa en torno a las ideas político-sociales de Maquiavelli. Antepone el bien y el
porvenir del Estado a toda circunstancia y a toda individualidad, inclusive por
delante de todo gobernante. Sin duda alguna, la trayectoria personal de Maquiavelo
en la cancillería y embajada florentinas ayudaron en alto grado a la
reordenación de ideas y a la realización de esta obra que, por otro lado, fue
impactante en el siglo XVI. Hasta ese momento, nadie había enunciado las
cuestiones políticas con la claridad y contundencia con las que lo hizo
Maquiavelo. En esta obra confluyen el Maquiavelo escritor, artista e
historiador.