Machiavelli escribe esta obra y aconseja constantemente
al futuro príncipe haciendo uso de multitud de ejemplos. Estos provienen de la
historia real acontecida y, de entre las fuentes ejemplificadoras, destacan los
ejemplos de la historia romana y de la historia turca. Este recurso a la
antigüedad era característico del Renacimiento. Pero debemos destacar que
Maquiavelo amplió su validez al campo de la gestión política. Maquiavelo inició
o ideó una teoría de la gestión política (que podemos encontrar a lo largo de
los diferentes capítulos de El Príncipe) que pretendía explicar la
situación italiana (y, sobre todo, de Florencia) en su época coetánea.
Hemos visto cómo las clases de principados, los modos de conquistarlos, la manera de gobernarlos así como de mantenerlos, resumen este libro. Debemos destacar algunos temas importantes como los que aparecen en los siguientes capítulos:
Capítulo V.- En este episodio se narra cómo se administran las ciudades
por parte del príncipe.
Capítulo XV.- Explica cuándo un hombre puede ser loado o vituperado.
Para Maquiavelo era muy importante la relación del mandatario con sus súbditos.
El respeto al príncipe era fundamental para el autor y, cuando un gobernante
perdía este respeto por parte de sus “inferiores”, era señal evidente de que
había fracasado y de que muy pronto su gobierno cedería.
Capítulo XXVI.- En este último capítulo, Nicolás Maquiavelo hace una
exhortación al príncipe (que, en la realidad, sería Lorenzo, de la familia de los Medici)
a que capitanee toda Italia (la unidad italiana llegará mucho más tarde, en
1860) y consiga situarla en la vanguardia.
En definitiva, Maquiavelo explica lo que se debe hacer por lo que dicen
los resultados, tanto de su experiencia personal, de la de alrededor como la
del pasado. Se deben conocer los hechos pasados para ser precavidos porque
posiblemente volverán a pasar. El autor deseó escribir una obra unitaria a modo
de guía práctica para el príncipe de Florencia Lorenzo dei Medici así como para intentar su acercamiento hacia los
propio Medici. Inicialmente lo había
dirigido a Giuliano, pero este murió
y Maquiavelo lo dirigió, como hemos mencionado, a Lorenzo. Además, esta obra fue un regalo para Carlos V. posibilidad
que se deberá tener muy en cuenta.
Lorenzo il Magnifico Autor: Bronzino (Agnolo di Cosimo) (1503-1572) |
Hola Héctor,
ResponderEliminarcreo que no nos podemos llegar a imaginar la influencia que tuvo Lorenzo de Médici en su tiempo. No solo en política sino como mecenas del arte. Financió el trabajo de grandes artistas y envió a muchas de las cortes europeas a los artistas más destacados de Florencia, ejerciendo así una política de prestigio artístico.
Como no podía ser de otra manera, influyó de forma destacada en Maquiavelo que, como muy bien has apuntado, influyó en algunos de los capítulos de "El Príncipe".
Un saludo.
Hola, Francisco:
EliminarGracias por tus siempre acertados comentarios. La verdad es que, como muy bien dices, en el mundo del arte Lorenzo de Médici ha sido uno de los grandes mecenas de todos los tiempos. Sin duda, este personaje ha sido muy importante en la historia del arte en Italia.
Un saludo,
Héctor Castro
Felicidades, Héctor, por el artículo y en general por el blog. Enhorabuena. Difundir la obra de Maquiavelo es siempre algo digno de consideración, mucho más en los tiempos que corren. Recuerdo algunas veces un comentario del ínclito profesor Rico:" cuando acabe de editar y anotar los clásicos de la literatura española; cuando haya extraído hasta la última gota de Petrarca, iré a por Maquiavelo". En verdad sería una empresa fascinante.
ResponderEliminarTe invito a conocer mi blog de dobletes léxicos y lexicología (lasdosvidasdelaspalabras.wordpress.com): como especialista en filología románica creo que será de tu interés. Un cordial saludo.
Estimado Juan Vicente:
EliminarGracias por tus palabras. He visitado tu blog y desde estas líneas aprovecho para felicitarte así como para recomendarlo a todo el mundo. Realizas un trabajo impresionante y todo aquel al que le guste la filología puede descubrir todo un mundo en tu blog. Felicidades.
Un saludo,
Héctor Castro