viernes, 2 de diciembre de 2011

Emilio, el Ermitaño (3)

hector castro ariño novela
Foto: Héctor Castro Ariño

-Yo, cuando era pequeño como tú, también fui a dar la vuelta al mundo, me llevó mi abuelo. Tampoco quería comer, así que mi abuelo me propuso que fuera con él a dar la vuelta al mundo; yo acepté. Al cabo de un buen rato me iba entrando hambre, y en la misma morera de antes en la que hemos comido moras, ocurrió la misma escena anterior, solo que hace sesenta y cinco años y en aquella ocasión estábamos mi abuelo y yo. Yo, como tú, Jaime, negué tener hambre, pero en realidad tenía mucha.
-Bueno, es cierto que tengo un poco de apetito, pero no mucho. No se preocupe. ¡Vamos, Blas, corre!
-Mira esos pájaros, son preciosos.
-Es verdad y, ¡cuántos hay!, don Emilio.
-Hay muchísimos.
-Don Emilio, ¿cuánto rato debemos de llevar cabalgando desde que salimos de casa? Es que ahora el hambre aprieta un poco más.
-Una hora y media si el sol no nos engaña. Pero no te preocupes, que ya queda poco para finalizar la vuelta al mundo. ¡Arri! ¡Mira! Allí hay un arroyuelo, pararemos a beber.
-¡Buena idea!
-¡Sooo, muchacho! El agua está fresquísima y muy limpia; pero empiezo a tener hambre.
-Yo también tengo hambre ahora, lo menos llevaremos cabalgando un par de horas. A propósito… ¿Queda aún mucho, don Emilio?
-No, cuando lleguemos a La Chopera, lo habremos conseguido. ¡Adelante! ¡Vamos, sube, Jaime!
hector castro ariño escritor
(…)

-¡Por fin hemos dado la vuelta al mundo! Esto es La Chopera. ¿Quieres que volvamos?
-¡¡Sí, me muero de hambre!!

(…)

-¡Mamá, ya hemos llegado! ¡Hola!
-¡Hola, don Emilio! Ya estaba preocupada. Y bien, ¿cómo ha ido, don Emilio?
-¡Ja, ja, ja! Todo arreglado, no se preocupe ya más por ese asunto.
-Mamá.
-¿Qué?
-¿Cuándo comemos?



Héctor Castro Ariño+





Autor: Héctor Castro Ariño



Emilio, el Ermitaño (1)
Emilio, el Ermitaño (2)

1 comentario:

  1. Magnífica exposición de los sueños y ensueños que conformarán la caja fuerte donde se guardarán los valores que significan el recuerdo de aquel cincel que labró el alma de un muchacho, en las vivencias que le acompañaron hasta que fue hombre. Felicidades Héctor Castro Ariño por tu trabajo "Emilio, el Ermitaño" (1, 2 y 3).
    Jesús Martínez

    ResponderEliminar