Los sirvientes de la
Orden
El
Temple tenía toda clase de oficios en sus filas: sacerdotes, talabarteros,
molineros, agricultores, fabricantes, médicos, alquimistas, astrónomos,
astrólogos, excelentes cartógrafos, constructores de barcos, carpinteros, etc.
Cualquier oficio que quisiéramos pensar, allí estaba. Todos de una inmejorable
calidad y cualidad. Los templarios no contrataban a cualquiera. Sus sistemas de
espionaje eran muy sofisticados, usados tanto en política como en campañas
bélicas. Cuando los disolvieron también sabían perfectamente qué iba a suceder.
Ya llegaremos a este punto. Los servicios de espionaje no admitían parangón.
Los medios actuales de espionaje son más efectivos, pero para su época, los
servicios de espionaje templarios eran perfectos, como he dicho, “no admitían
parangón”, "conocer es saber".
Así,
donde se establecían con un inmenso poder, eran un Estado dentro del Estado de
cualquier señorío feudal o monarquía donde se establecían. Eran también una
Iglesia dentro de la
Iglesia Cristiana. Ya comentaremos estos términos.
La educación templaria
Todos
los miembros de la Orden ,
soldados a pie o al caballo, así como los sirvientes, debían saber leer y
escribir y también, de forma sencilla, las "cuatro reglas" de
aritmética y nociones elementales de la misma. Si no sabían los
"freires-guerreros" les enseñaban.
La protección templaria
En
el territorio donde se establecían los templarios, todas las gentes quedaban
bajo su protección. Una regla elemental de Caballería. Así, muchas prebendas
que permitían vejar y maltratar a cualquier persona, quedaban anuladas. En
aquella época feudal, se permitía al noble o señor dueño del territorio el
"derecho de pernada". En “territorio templario”, aunque se tratara
del mismo rey, quedaba prohibida y anulada. ¡Ay de aquel que no lo cumpliese y
osase enfrentarse a la ira y ejércitos templarios! Me explico. El señor feudal
dueño del territorio otorgaba el permiso para cualquier boda, fuese de su corte
o entre plebeyos, protegidos ahora por los templarios. El señor en cuestión
tenía el privilegio del "derecho de pernada", es decir, poseer a la
novia en la noche de bodas. Hecho que conllevaba que el marido nunca estuviese
seguro de que el primer hijo fuese suyo o un bastardo de su señor. En los
territorios donde estaban los templarios estaba práctica estaba prohibida.
Hecho insólito entre Hugo de Payns (fundador) y Hugo
de Champagne (Hugo Rigaud, conde de Champagne)
Una
vez conocido el significado de "pobreza" en los votos templarios, se
entenderá por qué el conde de Champagne entregó sus posesiones a "los
pobres conmilitones de Cristo", que más tarde sería la Orden de El Temple,
antes de ser templario y pasar a ser el noveno fundador, poniéndose a las
órdenes de quien habría sido su vasallo.